lunes, 14 de diciembre de 2009

mitos y leyendas de chile part 1



El mundo mágico de Chile
Las leyendas son narraciones de hechos imaginarios consideradas como reales y son el fiel reflejo de la cultura de un pueblo. Hay temas recurrentes dentro de las leyendas, es decir, se repiten en relatos de diferente y distantes culturas, como es el caso del diablo, ciudades perdidas, tesoros o personajes, sufriendo algunas variaciones en su contenido. Chile es un país rico en leyendas. Tierra mágica llena de encantos que muestra las tradiciones de nuestra gente. La mayoría de los pueblos poseen una y los habitantes las han transmitido de generación en generación de manera oral.
¿Cuál es la diferencia entre mito y leyenda?
En general el mito es una narración que describe y retrata en lenguaje simbólico el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura. La narración mítica cuenta, por ejemplo, cómo comenzó el mundo, cómo fueron creados seres humanos y animales, y cómo se originaron ciertas costumbres, ritos o formas de las actividades humanas. Casi todas las culturas poseen o poseyeron alguna vez mitos y vivieron en relación con ellos.
En cambio, la leyenda, es una narración tradicional o colección de narraciones relacionadas entre sí de hechos imaginarios pero que se consideran reales.
A veces se da una mezcla de hechos reales y de ficción, aunque se parte de situaciones históricamente verídicas. La palabra procede del latín medieval legenda y significa 'lo que ha de ser leído'.
Según Oreste Plath, acucioso investigador de las tradiciones populares chilenas, “el mito entrega el conocimiento de la vida del hombre antiguo y la interpretación de sus pensamientos y acciones. Es una clave que pasa a ser el auxilio a muchas disciplinas humanísticas y científicas que exploran el origen, el ambiente y el quehacer natural e intelectual del hombre”.
“Las leyendas responden -según Plath- a los estímulos de la naturaleza circundante, pueden tener una razón, ocultar una verdad , tener relación con la geografía, con un hecho histórico o con un acontecimiento que repetido y exagerado integra el acervo folclórico”.
Ambos, mitos y leyendas, constituyen un relato que revela las más arraigadas costumbres y creencias criollas y son un reflejo de la identidad de un país.
La recopilación te presentamos en esta oportunidad ha sido recogida principalmente de la literatura del investigador de la cultura popular Oresthe Plath (1907-1996), quien dirigió por años el Museo de Arte Popular de la Universidad de Chile, fue docente y fundador del Teatro Experimental de la misma casa de estudios y miembro de la Academia de la Lengua.
Leyendas de la zona Norte
Desierto, pampa, ríos, mar. Contrastes de nuestra loca geografía que distinguen a la zona norte de nuestro Chile. La imaginación de los hombres en estás duras y solitarias tierras han dado origen a leyendas sobrenaturales, reflejo de una cultura que se resiste a desaparecer.
Leyendas de Chile
Los Payachatas (leyenda inca)
Leyendas de Chile
Los Socavones de Pica (Tarapacá)
Leyendas de Chile
Tesoro del Inca (Antofagasta)
Leyendas de Chile
Tesoro de la Bahía de la Herradura (Coquimbo)
Leyendas de Chile
Juan Soldado (Coquimbo)
Leyendas de Chile
Cueva de Salamanca (Illapel)
"Leyenda de los Payachatas"
Esta es una leyenda Inca que cuenta la historia de dos tribus enemistadas. Las constantes peleas y discusiones por las tierras hacían su convivencia casi insostenible. Un día, el destino quizo que el Principe y la Princesa de los respectivos poblados se encontraran. Desde ese instante comienza a crecer un amor puro y sincero superior a los conflictos de sus pueblos.

Cuando las familias se enteraron de este romance no podían comprender lo que sucedía. El odio irreflexible imposibilitaba ver que esta relación podía traer la paz y la unión. Ambas tribus se afanaron en aconsejar e impedir la cercanía de los príncipes, a través de la magia, sin embargo, no tuvieron éxito.
Era tanto el amor de la pareja que hasta la naturaleza sentía pena por ellos. Las nubes y la luna comenzaron a llorar. Los lobos aullaban y las tormentas cayeron sobre las tierras, advertencia de los dioses para ambas tribus.

Mientras la naturaleza volcaba su fuerza para que los poblados cambiaran de actitud, ellos realizaban toda clase de artilugios para romper con el amor de los jóvenes. Tan inútiles resultaron los esfuerzos, que los sacerdotes decidieron sacrificarlos para que nunca llegaran a estar juntos. En una noche oscura y sin luna los príncipes fueron asesinados. La fuerza de la naturaleza se hizo presente, llovió y llovió por días y noches. Las lluvias, cada vez más intensas, fueron acompañadas de truenos y relámpagos que asolaron la región.

Las dos tribus desaparecieron, producto de las inundaciones y en lugar de ellas aparecieron dos hermosos lagos por donde se ha visto pasar en pequeñas canoas a los dos príncipes finalmente juntos. Los lagos creados por las intensas lluvias son el Chungará y el Cota-Cotani. La naturaleza no contenta con este homenaje, puso en el lugar de las tumbas de los jóvenes dos volcanes: El Parinacota y el Pomerame.
Los socavones de Pica
Cuando los españoles vinieron a establecerse en estos lugares, no tuvieron acogida por los indios piqueños, por lo que se trasladaron a Matilla, donde fundaron una población. Uno de estos pobladores se enamoró de la hija del cacique de Pica, solicitándola a su padre para contraer matrimonio, a lo cual se negó el cacique. Dámaso Morales, que así se llamaba el español, insistió en su petición, obteniendo esta vez mejor resultado, pero con una condición tan difícil como imposible. Díjole el cacique a Morales que no tendría inconveniente en cederle la mano de su hija, siempre que le hiciera florecer el valle entre Pica y Matilla, lo cual fue para éste más terrible que la simple negativa anterior.
Y Dámaso Morales se puso a construir el primer socavón que se hizo en estos lugares, obtuvo agua, hizo florecer el valle y se casó con la hija del cacique. Los indios a ciertos hilos de agua los juntaban en unas represas que llamaban cochas, el español siguió esta veta horadando la piedra y la hizo seguir un cauce hasta las cochas que se vieron aumentadas en su caudal, el valle reverdeció y fue una flor en la arena, lo que quiere decir Pica.
Tesoro del Inca
Los pobladores del desierto de Atacama ubican el Tesoro del Inca en una laguna, que estaría en la cumbre del cerro Quimal (N.O. del Salar de Atacama). La muerte del Inca Atahualpa acaeció en 1533. Y se sabe que la caravana que viajaba llevando los tributos en dirección al Cuzco, fue informada que el Inca había fallecido. Los caravanistas portaban catorce y media arrobas de oro, que era el tributo. Los indios, sin saber qué hacer con el tesoro, habrían depositado la valiosa carga en el fondo de la laguna del cerro Quimal.
Se cuenta que algunos habitantes de las cercanías han realizado búsquedas y han logrado extraer objetos que dan mala suerte a sus poseedores.
Tesoro de la Bahía de la Herradura
En la Bahía de la Herradura, que hoy se conoce con el nombre de Guayacán y que está junto a Coquimbo, los piratas enterraron un tesoro, el Tesoro de la Bahía de la Herradura. En el año 1578 el corsario inglés Francis Drake descubrió la bahía de La Herradura, así llamada por su forma. Desde ese mismo instante, la bahía pasó a ser el refugio de piratas y filibusteros, como Bartolomé Scharp, Eduardo Davis, Jorge Anson y otros de menos nombradía. Drake convirtió esta bahía en refugio y en sus costas enterró el producto de sus correrías, robado en cientos de combates. Este tesoro consistiría en miles de barras de oro y plata; cientos de miles de monedas de oro, mil doscientos zurrones de oro en polvo, veinte ollas de oro y diez tinajas de joyas.
Juan Soldado
El estudioso Julio Vicuña Cifuentes transmite la leyenda que el pueblo narra sobre la desaparición de la primitiva ciudad de La Serena que es, según él, "la tradición más antigua" que se conoce en Chile. He aquí la versión: La primitiva ciudad de La Serena era mucho más hermosa que la actual. Vivía en ella un joven bien parecido, pero pobre, a quien llamaban Juan Soldado, nombre que, en recuerdo suyo, se puso después al cerro cerca del cual aquella ciudad estaba edificada.
Juan Soldado se enamoró de la hija única de un cacique riquísimo, que habitaba a tres leguas de la ciudad. Como el cacique era ambicioso, se opuso a que se casara con un pobre. Los enamorados resolvieron huir, para casarse en la iglesia de La Serena, pues la joven era cristiana. Así lo hicieron, y en el momento en que el sacerdote bendecía el matrimonio, gente del pueblo llegó a la iglesia con grande alboroto, diciendo que el cacique, a la cabeza de sus mocetones, se aproximaba a la ciudad, jurando destruirla, después de matar a los enamorados. Nadie sabe lo que pasó, pero es lo cierto que en el momento en que el cacique, con sus guerreros, pisó los suburbios, la ciudad se desvaneció. Recorrieron el campo donde estaba situada, pero no la encontraron aunque la andaban pisando. En ciertas noches, singularmente los sábados, los que pasan cerca del sitio en que estuvo edificada oyen música y canciones, y el Viernes Santo la ciudad se hace visible a los que contemplan desde lejos, pero se borra poco a poco ante los ojos de los que pretenden llegar a ella.
Otra versión es la que dice que existió en la Colonia un soldado español llamado Juan. Cierto día mató en la calle a dos vizcaínos ricos que se habían burlado de él al verlo pobremente vestido. Sólo quedó en el suelo su espada acusadora. El hombre desapareció. Meses más tarde, en lo alto de un cerro lejano se encendía todas las noches una luz. Al año se extinguió. Cuando los curiosos visitaron este punto hallaron allí al soldado Juan, muerto y amortajado en un hábito monacal. En esa soledad el asesino había expiado su doble crimen. Se denominó ese punto el cerro de Juan Soldado. Y de allí el nombre actual.

Cueva de Salamanca

Es la cueva donde se aprende el arte de la brujería. En Chile sólo existe una sola Cueva de Salamanca, pero ésta tiene varias entradas y están cuidadas por culebrones.
En esta Cueva está el alma de los brujos fallecidos, cuyo espíritu les insufla poderes a los que se inician; se rinde homenaje a Satanás; se efectúan las misas negras; se realizan las confesiones de brujos y brujas. Una palabra devota o la señal de la cruz bastaría para disolver en monstruosa confusión la asamblea. Al canto del gallo vuélvense los Brujos a sus casas en las que penetran escurriéndose por la chimenea, por el ojo de la cerradura o por alguna rendija.
Cada cierto tiempo, en la Cueva se efectúan fiestas a las que asisten los maestros. Todo el servicio es de oro y lo que se sirve es de lo mejor, pero nada se puede sacar de la Cueva. Llevado al exterior se convierte en materia grosera.
Se cuenta que a la Cueva de Salamanca fue invitado un joven por un brujo, y se encontró con una gran fiesta, allí todo era de oro y plata. Cuando quedó solo se metió una cuchara de plata al bolsillo y en ese momento vio a una niña de hermosas piernas que se acercaba. Después despertó en la Plaza y, recordando lo ocurrido y llevándose las manos a los bolsillos para ver si tenía la cuchara, se encontró con una canilla.
En otras partes del país, en especial en Carahue, estas cuevas son llamadas Renis. En Carahue se habla de la existencia de cuatro Renis, siendo tres de ellas de mucha actividad en otra época. Ahora sólo son dos las que están en plena acción. En estas cuevas se reúne todo el señorío y celebran sus fiestas y practican sus malas artes.

Leyendas de la zona Centro

La zona central, extensa y rural, no está ajena a los mitos y leyendas. La vida campestre y las largas noches han ayudado a la creación de mágicas historias y seres míticos. La tradición de traspasar las historias de manera oral muchas veces cambia la versión original. Pero siguen representando la vida de cada cultura.
La Piedra Feliz (Valparaíso)
Leyendas de Chile
Cueva del Chivato (Valparaíso)
Leyendas de Chile
El "encanto" de La Campana (Valparaíso)
Leyendas de Chile
Cómo nació el Aku-Aku (Isla de Pascua)
Leyendas de Chile
Las vegas del flaco (Colchagua)

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La piedra feliz
La Piedra Feliz era un peñón enclavado en Las Torpederas, balneario de Valparaíso. Por muchos años los aburridos de la vida, los descontentos, los enamorados desencontrados, se despedían de sus vidas para siempre lanzándose desde lo alto al mar.
Toda una época señala a la Piedra Feliz, como la piedra de los infelices. Se suicidaban parejas, hombres o mujeres, ancianos, enfermos, abandonados. Al pie de la roca, ramazones de algas se extendían y distendían como tentáculos de pulpos gigantes y se contaba que los suicidas erguían la cabeza entre estas plantas como incitando a lanzarse a las almas torturadas.
Cueva del Chivato
Una de las tantas Cuevas del Chivato, existió al pie de un cerro de la ciudad de Valparaíso, y dicen que era honda como la eternidad. Esta cueva estaba situada en el centro de la población. Los habitantes de Valparaíso sabían que había dado a la cueva su nombre y mucha celebridad cierto chivato monstruoso que, por la noche, salía de ella para atrapar a cuantos por ahí pasaban. Era fama que nadie podía resistir a las fuerzas hercúleas de aquel feroz animal y que todos los que caían en sus cuernos eran zampuzados en los antros de la cueva, donde los volvía Imbunches si no querían correr ciertos riesgos para llegar a desencantar a una muchacha que el chivo tenía embrujada en lo más apartado de su vivienda.
Los que se arriesgaban a correr aquellos peligros tenían que combatir primero con una sierpe que se les subía por las piernas y se les enroscaba en la cintura, en los brazos y la garganta, y los besaba en la boca; después tenían que habérselas con una tropa de carneros que los topaban atajándoles el paso, hasta rendirlos, y si triunfaban en esta prueba, tenían que atravesar por entre cuervos que les sacaban los ojos, por entre soldados que les pinchaban. De consiguiente, ninguno acababa la tarea y todos se declaraban vencidos antes de llegar a penetrar en el encanto. Entonces no les quedaba más arbitrio para conservar la vida, que dejarse imbunchar, y resignarse a vivir para siempre como súbditos del famoso chivato, que dominaba allí con voluntad soberana y absoluta.
Lo cierto es que nadie volvía de la Cueva a contar lo que acontecía, y que casi no había familia que no lamentara la pérdida de algún pariente en la Cueva, ni madre que no llorase a un hijito robado y vuelto imbunche por el chivato, pues es de saber que éste no se limitaba a conquistar vasallos entre los transeúntes, sino que se extendía hasta robarse todos los niños malparados que encontraba en la ciudad.
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El "encanto" de La Campana

a) En remotos siglos, el cono del cerro de La Campana era un promontorio o peñasco reluciente de oro y pedrerías, codiciado por una nación extranjera y valerosa, que vino a conquistarlo.
Pero los machis, o brujos del lugar, resolvieron burlar la codicia de los forasteros, disponiendo que en una noche cayera sobre el cerro una espesa capa de granito que ocultó sus codiciados tesoros. Han pasado los años y muchos son los mortales que buscan las riquezas entre las rocas del misterioso cono, pero los machis de La Campana tienen afilados los puñales con que quitarán la vida al que rompa el encantamiento de La Campana.

Cómo nació el Aku-Aku

Unos diablos, una tarde calurosa, se despojaron de sus ropas para entregarse al sueño. Pero aconteció que pasó un joven de apuesta figura y pudo observar con gran admiración que sus cuerpos carecían de carne y se les podía ver y contar las costillas.
A Takuihu —que así se llamaba el joven— se le quedó fuertemente grabado en la memoria tan extraño espectáculo. Otro diablo por ahí cercano había estado observando la escena y prorrumpió en grandes gritos, hasta despertar a sus colegas y les refirió que Takuihu los había sorprendido durmiendo.
Los diablos, por temor al ridículo en que caerían entre los isleños si Takuihu contaba algo sobre su curiosa contextura, resolvieron salirle al encuentro, jurándose darle muerte si les decía que los había visto desnudos.
Interrogado el joven, que no tenía un pelo de tonto, negó con todo aplomo. Juró en tal forma, que los diablos lo creyeron sincero. Los diablos lo acompañaron hasta su casa y no dejaron de vigilarlo y escuchar sus conversaciones, por si hacía comentarios sobre sus escuálidos cuerpos. Durante dos días estuvieron escuchando pero el joven les había espiado y guardaba la más absoluta reserva.
Después de este tiempo se retiraron, seguros de que el secreto de sus ridículos cuerpos no era conocido por ningún mortal. Pero cuando Takuihu se vio libre de los diablos, cogió un trozo de toromiro y talló en él la figura descarnada que tenía en su memoria.
Tal fue la razón de las primeras imágenes de Akauaku que se tallaron en Pascua y éste el medio de comunicación que encontró el nativo sin recurrir al lenguaje, para contar lo que había visto.

Las vegas del flaco

En cierta ocasión en que mineros iban en busca de minerales a lomo de mula, uno de los machos de la recua enfermó y hubo de dejarlo en una vega pastosa que se veía a orillas del río Tinguiririca. Desde aquel día los arrieros comentaban sobre la suerte que le habría corrido al pobre macho flaco y enfermo que habían dejado en la vega. Al regreso se encontraron con la sorpresa de que el macho no sólo se había repuesto, sino que había engordado. Y desde aquel día no se habla entre los arrieros sino de la bondad de esa vega, donde había sanado el flaco y su nombre pasó a ser el de Vegas del Flaco.

Chon–Chon
 
Cuando los pobladores de la zona central de Chile escuchan unos gritos persistentes cuyo sonido es algo así como: tué, tué, significa que el Chon-Chon (o Chonchón) ha salido a anunciar que alguien se va a morir. Esta tenebrosa criatura es una cabeza humana desde la cual nacen unas enormes orejas que usa como alas para volar.
El Chon-Chon revolotea alrededor de la habitación de los enfermos, luchando contra el espíritu de estos y, si logra obtener la victoria, succiona la sangre de los pacientes.
Se dice que los chonchones son brujos o gente que sabe mucho de brujería, que después de aplicarse ciertos tipos de cremas en la garganta, salen a volar con solo la cabeza alada, dejando el cuerpo en la casa. Al momento de comenzar el vuelo dicen: Sin Dios ni Santa María.
Para espantarlos se rezan las Doce Palabras Redobladas; la Magnífica o esta oración: San Cipriano va para arriba, San Cipriano va para abajo, sosteniendo una vela de buen morir. Con esta oración el Chon-Chon cae al suelo.
Otro método para ahuyentar al Chon-Chon es echar sal al fuego de la cocina; extender un chaleco o decirle: pasa, Chon-Chon, tu camino, o vuelve mañana por sal. Al día siguiente, alguien se presentará a pedir sal y por ningún motivo hay que negársela.
Para hacerlo caer se hace en el suelo la firma de Salomón, en forma de estrella de cinco puntas, y se clava en el centro un cuchillo con la punta dirigida hacia el Chon-Chon. Al pasar, este se precipita hacia abajo y queda ensartado en el cuchillo, de donde se lo toma para luego ser quemado.
También se dice que otros brujos dan caza a este horroroso monstruo, con el objeto de crear poderosos conjuros, que después utilizan en sus diferentes hechizos.

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